Viernes, 26 de Febrero de 2016

*El especialista en Cosmología de la Universidad de Colima indicó que servirán como una herramienta fundamental para conocer mejor el Universo.

El pasado 11 de febrero el Observatorio Avanzado de Interferometría Láser de Ondas Gravitacionales (LIGO, por sus siglas en inglés), con sede en Luisiana, Estados Unidos, anunció la detección de las ondas gravitacionales.

A cien años de distancia, esto corroboró la predicción de su existencia hecha por Albert Einstein en una de sus aportaciones de la Teoría General de la Relatividad. No obstante, “este hallazgo no indica que sea posible viajar en el tiempo”, advirtió César Terrero Escalante, profesor investigador de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Colima.

En referencia a este tipo de mitos surgidos a partir de dicho descubrimiento, Terrero Escalante mencionó que la aplicación de las ondas gravitacionales es algo difícil de descifrar en la actualidad.

Lo que es seguro y acaba con la ilusión popular, dijo el experto en Cosmología, “es que los viajes en el tiempo no son posibles con las ondas gravitacionales. No creo que se usen absolutamente para nada más que observar el universo a nuestro alrededor. No sirven para viajar ni en el tiempo ni en el espacio; lo que sí nos pueden dar es información de cosas que están pasando increíblemente lejos”, apuntó.

“Para entender cómo, lo más sencillo es compararlo con las ondas producidas en un lago al lanzar una roca al centro del mismo y luego observar lo que sucede en la orilla”, dijo. El también científico del Centro Universitario de Investigación en Ciencias Básicas de la UdeC (CUICBAS), destacó que las ondas gravitacionales son ondulaciones provocadas por la evolución y movimiento constante que existe en el universo.

“Si yo quito una masa en un lugar del universo, se produce un reajuste en el espacio-tiempo que se transmite por medio de ondas al resto del espacio-tiempo. Al igual que las ondas del lago, nos enteramos de que sucedió esa reestructuración cuando las ondas gravitacionales llegan a nosotros”, detalló.

Otra analogía que permite entenderlas, comentó, son las ondas sonoras, pues éstas viajan en el espacio-tiempo antes de ser captadas por el oído. Sin embargo, a diferencia de las ondas gravitacionales, las acústicas necesitan de un medio que las transporte, pues en el vacío no pueden viajar. En cambio, las ondas gravitacionales viajan incluso en el vacío porque son perturbaciones del propio espacio-tiempo.

Indicó que este tipo de ondas permitirá, en un sentido metafórico, escuchar lo que sucedió en otras partes del universo: “Incluso se podrían detectar las ondas producidas por la reestructuración más famosa, el Big-Bang, lo que serviría para conocer mejor nuestro universo”.

Aseguró que este descubrimiento es un milagro tecnológico: “La fuerza de gravedad es muy débil, es la más débil de las fuerzas que conocemos; así que las ondas gravitacionales son todavía más pequeñas”.

Por eso, señaló, es que éstas no pueden ser producidas para aplicarse cotidianamente como las ondas electromagnéticas, puesto que las ondas gravitacionales que podríamos detectar resultan de eventos cataclísmicos como la explosión de una supernova, la colisión de dos estrellas o la coalescencia de dos agujeros negros.

“Este tipo de investigación científica casi nunca se hace por un beneficio inmediato. El beneficio que el hombre ha buscado desde que salió de las cavernas es el conocimiento, conocer cómo es el universo, qué está a su alrededor. Pero, por otra parte, la historia de la tecnología es la aplicación, a la solución de los problemas de la humanidad, de conocimientos que nunca se imaginaron que servirían para algo”, finalizó.

NOTA: Con la colaboración de Mitzy Lizardi.