Lunes, 02 de Noviembre de 2015

*“Nos dimos cuenta, sobre todo, que una persona no puede hacer todo el trabajo; siempre ocupamos de ayuda; además, a sentir orgullo por las tradiciones mexicanas y a entender que algún día formaremos parte de un altar y regresaremos a vernos en el espejo”: Mónica Morfín, participante.

La Dirección de Desarrollo de Personal Académico de la Universidad de Colima llevó a cabo, este fin de semana, la elaboración de los tradicionales altares de muertos en instalaciones del Campus Central, con la finalidad de fomentar los valores del trabajo en equipo como la tolerancia, la cooperación y el desarrollo de nuevas destrezas y habilidades.

Esto lo dio a conocer la directora de esta dependencia, Susana Aurelia Preciado Jiénez, quien añadió que en su labor como profesora y funcionaria siempre ha promovido las tradiciones mexicanas, “que son importantes para recordar nuestra identidad cultural y nuestras raíces”.

La entrevistada comentó además que dicha actividad ha venido a reforzar los aprendizajes que adquirió recientemente el personal de esta dependencia en un curso taller de trabajo en equipo, ya que organizarse para la elaboración de los altares les ha permitido conocer sus habilidades y fortalezas en un ambiente de tolerancia y respeto a los puntos de vista de sus demás compañeras.

“Yo quedo muy satisfecha con esta actividad porque realizaron altares muy bonitos y porque ahora veo un equipo más integrado y fortalecido, ya cada quien sabe cuáles son las fortalezas de sus demás compañeras y descubrieron nuevas habilidades, incluso en la escritura de las tradicionales calaveritas”.

Por su parte Mónica Morfín, trabajadora de la Dirección de Desarrollo de Personal Académico, comentó en entrevista que se formaron dos equipos entre los compañeros de esta dependencia y ambos se inscribieron en el concurso de altares lanzado por el Museo de Artes Populares de la Universidad de Colima. “Al interior de cada uno de nuestros equipos dialogamos acerca de qué tema nos gustaría elegir, pensando en que sea un recuerdo de la historia y la identidad mexicanas. En nuestro equipo elaboramos el altar con el tema de los santos colimotes en honor a todos los santos de nuestro estado”.

La universitaria agregó que gracias a esta actividad conocieron más acerca de los elementos que integran un altar de muertos, desde los siete niveles que lo conforman y el significado de los alimentos, del agua, de la sal y las veladoras; “en el primer nivel se pone la imagen del santo al que va dedicado el altar y en este caso nosotros decidimos poner a San Judas Tadeo, de acuerdo a nuestras creencias religiosa”.

Al abundar sobre la composición del altar, la entrevistada señaló que en el segundo nivel se colocan un espejo y vasos de aguar, así como flores y veladoras. “Particularmente el espejo es para que las almas al venir a la tierra se vean y sepan que ya no forman parte de nosotros, que vienen de visita, y para que sean conscientes que ahora son almas”.

Sobre el vaso de agua dijo que se trata una parte importante de la ofrenda, pues las almas necesitan saciar la sed que les provoca su largo recorrido entre los dos mundos. “El tercer escalón está dedicado a los niños y en este caso se usa la sal roja, que representa la sangre, y las veladoras son para que iluminen su camino”.

Describió el cuarto nivel del altar como un espacio dedicado al tradicional pan de muerto, mientras que en el quinto escalón se colocan todos los alimentos y la comida que en vida le gustaba al difunto. “En este caso utilizamos principalmente frutas típicas de nuestra región como el coco, el limón, el plátano, el papayo y el aguacate, así como las enchiladas, los sopitos, las tostadas y toda la comida típica mexicana. En el séptimo se pone la cruz de sal o el camino con flores, que representa el florecimiento del alma. Gracias al olor de las flores, el espíritu se puede guiar en su camino”.

Finalmente la entrevistada dijo que independientemente de quién gane el concurso de altares, en lo personal ya obtuvo un gran aprendizaje, “principalmente a ser tolerante con mis otros compañeros al respetar sus alegrías y hasta sus momentos de mal humor, a descubrir las habilidades del otro y las propias, que a veces desconocemos, ya que todos somos capaces de utilizar nuestra creatividad. Nos dimos cuenta, sobre todo, que una persona no puede hacer todo el trabajo; siempre ocupamos de ayuda; además, a sentir orgullo por las tradiciones mexicanas y a entender que algún día formaremos parte de un altar y regresaremos a vernos en el espejo”.