Martes, 18 de Noviembre de 2025

*En Francia, las escuelas “dependen principalmente del Ministerio de la Industria, no del de Educación; esto quiere decir que el dinero que percibimos para dar clases y hacer funcionar todo viene principalmente de la industria y luego del gobierno”: I. Dufour

En el Panel “Innovación colaborativa: Educación superior y su rol en un ecosistema interconectado”, especialistas en educación e intercambio académico compartieron con estudiantes y profesores los propósitos, modelos de colaboración entre universidades, la importancia del intercambio académico y la participación de la iniciativa privada en la formación de los próximos trabajadores. Esto como parte de las actividades que se realizaron en la Conferencia Internacional de la ANUIES 2025, celebrada en el campus Manzanillo de la Universidad de Colima.

Los panelistas: Isabella Dufour, subdirectora de Asuntos Internacionales del IMT-Albi (Francia); Salomón Amkie, director de Relaciones Institucionales de Santander Universidades (México); Alia Imtoual, consejera (Educación e Investigación) de la Embajada de Australia (Australia) y Renato Balderrama, profesor investigador del CIDE y director del Observatorio Iberoamericano de Industrias Creativas de Corea(México), coincidieron que si bien es importante la formación de estudiantes en ambientes reales, el aprendizaje de dos o más idiomas también es fundamental la articulación entre gobierno, universidades e iniciativa privada, como lo hacen en países como Francia y Australia.

Isabella Dufour compartió que, en Francia, las escuelas de su zona “dependen principalmente del Ministerio de la Industria, no del de Educación Superior; esto quiere decir que tenemos que trabajar mucho con la industria, y el dinero que percibimos para dar las clases, para hacer funcionar todo viene principalmente de la industria y luego del gobierno”.

Esta fórmula, compartió, no sólo permite que investigadores y estudiantes mantengan una conexión cercana entre la innovación, investigación, el sector productivo y la formación académica; sino también que los alumnos financien sus estudios, gracias al pago que reciben de las empresas cada vez que realizan prácticas en la industria. “En Francia es obligatorio para las empresas pagar a los estudiantes que van de práctica, así que están asegurados de obtener un sueldo mínimo”.

En el caso de Australia, comentó Alia Imtoual, se han implementado programas y políticas que fortalecen la colaboración entre universidades, industria y gobierno, con el objetivo de recuperar la economía del país. Entre esos programas se encuentran el “Acelerador Económico” y “Trailblazer”. Mediante esta estrategia -agregó- “se busca la empleabilidad de los estudiantes hacia el futuro”.

En el primer programa -explicó- “se financian proyectos de áreas prioritarias de la economía; por ejemplo, agricultura, ciencias médicas, la energía renovable y tecnologías de bajas emisiones. Los proyectos financiados se asocian con la industria para que esa investigación se transforme en productos o servicios en un futuro”.

Mientras que, en segundo, se busca acelerar la llegada de nuevas tecnologías al mercado; es decir, que las ideas y descubrimientos universitarios lleguen más rápido al mercado impulsando la innovación nacional y ayudando al desarrollo económico de las regiones donde operan estas universidades.

En este caso, explicó Alia, cada institución que lidera un Trailblazer “recibe fondos del gobierno para crear una unidad de negocio autónoma, dirigida con apoyo de la industria. Estas unidades deben atraer inversión ofreciendo condiciones como financiamiento inicial para nuevas tecnologías (fondos semilla), flexibilidad en acuerdos de propiedad intelectual, acceso a laboratorios y capacidades universitarias como manufactura avanzada, apoyo especializado en investigación y asesoría técnica, programas acelerados para startups y empresas emergentes, y finalmente gestionar de manera conjunta proyectos entre universidades y líderes industriales”.

Ambos programas, concluyó, son monitoreados constantemente para medir su impacto real y fomentar un cambio cultural que acerque cada vez más la academia y la industria.

Santander Universidades México compartió que, desde la perspectiva empresarial, buscan adaptarse a sus necesidades. Por ejemplo, en el boom de las páginas web, ayudaron a las universidades a crear sus propios portales de internet, “hoy por hoy, ofrecemos becas de movilidad para los estudiantes, tenemos la plataforma Santander Open Academy, donde ofrecemos cursos gratuitos que van desde lo muy técnico a temas de inteligencia artificial, programación o las habilidades blandas”.

En este sentido, Renato Balderrama, profesor investigador del CIDE y director del Observatorio Iberoamericano de Industrias Creativas de Corea, explicó que el Plan México busca justo realizar la unión de la academia, la industria y el gobierno. “Es una hoja de ruta estratégica necesaria porque México, igual que otros países, enfrenta cambios globales que afectan sus principales motores económicos: comercio exterior, petróleo, remesas y turismo”.

Si bien es cierto, dijo, que México ha desarrollado una industria fuerte en materia de exportación, depende mucho de empresas transnacionales, lo que provoca que “muchas decisiones importantes se tomen fuera del país y que se hayan debilitado las cadenas productivas nacionales”.

En Corea del Sur, por ejemplo, la alianza entre el gobierno, empresas e instituciones educativas logró conectar sus industrias creativas con el turismo y la innovación, “generando enormes beneficios económicos. El ejemplo más evidente es el grupo BTS, que representa casi el 1% del PIB coreano”.

Y a pesar de que México tiene grandes actividades culturales, dijo Renato, no ha logrado una articulación entre su sistema educativo, sus industrias y sus sectores culturales y turísticos para explotar lo que tiene, por eso, desde “el Plan México se busca crear esa articulación, innovar ‘fuera de la caja’ y responder a un mundo en cambio acelerado, donde la geopolítica y la tecnología exigen nuevas formas de cooperación”.

Sin duda, comentó, por último, México necesita repensar su modelo económico y fortalecer la colaboración entre universidades, empresas y gobierno para crear impacto social, impulsar la innovación y construir un desarrollo más propio y sostenible.



Información