
Hasta la Semana Epidemiológica 16, que abarca del 20 al 25 de abril de este año, en México se han confirmado 809 casos y 48 muertes por tosferina, así como 583 casos y una defunción por complicaciones relacionadas con sarampión. De acuerdo con la Secretaría de Salud federal, el 93% de los casos confirmados no contaba con vacuna contra el sarampión. En tanto, se estima que el acumulado de contagios de enero a abril de sarampión es un 200% superior a los casos confirmados durante este mismo periodo en 2024.
Ambas enfermedades, dijo el Dr. Fabián Rojas Larios, investigador de la Facultad de Medicina de la Universidad de Colima, se pueden prevenir a través de la aplicación de una vacuna, que se encuentra en los esquemas de vacunación desde hace años. ¿Entonces, por qué se ha dado este repunte?
Para Rojas Larios, son cuatro los factores por lo que se da este brote. El primero es la falta de Semanas Nacionales de Vacunación. “Si observamos en años previos, éstas se hacían en los meses de abril y se suspendieron. Sin embargo, actualmente el gobierno federal ha arrancado las semanas de vacunación como una estrategia para garantizar y cumplir las metas de vacunación”.
La pandemia por COVID 19, es otro de los factores, “pues hubo una reducción en la producción de algunas vacunas y en la disponibilidad de éstas”. El tercero es el fenómeno social de la corresponsabilidad; “como padre de familia, debo de estar verificando la cartilla nacional de vacunación de mi hijo o estar al pendiente de las campañas de vacunación”.

El cuarto factor es el grupo antivacunas. “Es una ideología que se debe respetar, pero debemos estar conscientes de lo que está pasando, y que no vacunarse actualmente ha empezado a cobrar vidas. Esto es evidencia de que las vacunas son seguras y que, junto con el agua potable, son la segunda estrategia que ha mejorado la calidad de vida en la sociedad”.
Desafortunadamente, dijo el investigador, cuando los pacientes llegan al hospital y les hacen preguntas, “se ha observado que la mayoría de ellos no tiene ninguna dosis, o sólo una, y hay un grupo, los menos, con el esquema completo”. Si bien es cierto, comentó, que el estar vacunado no evita el contagio, lo que sí hace la vacuna es que la enfermedad sea menos grave.
De ahí, aseguró, la importancia de revisar el esquema de vacunación y aplicarse las vacunas, sobre todo a los niños, niñas y personas mayores, así como quienes puedan tener una inmunosupresión; es decir, quienes viven con VIH, o que tienen alguna enfermedad oncológica, diabetes, “ya que el no tener esta vacuna me puede convertir en un blanco fácil. Por eso la recomendación es si desconoces que ya te aplicaron la vacuna, colócate un refuerzo”.
Sarampión (Semana Epidemiológica 16 del 25 de abril)

El Sistema de Vigilancia Epidemiológica ha notificado 2,019 casos probables de sarampión o rubéola. De ellos, se han confirmado 583 casos, ubicados en Campeche (4), Chihuahua (560), Durango (3), Oaxaca (4), Querétaro (1), Sinaloa (1), Sonora (5), Tamaulipas (2) y Zacatecas (3). Respecto a la edad, los grupos más afectados son de 1 a 4 años y de 5 a 9 años. Respecto a las vacunas, se encontró que 92.9%, no cuenta con vacuna, mientras que 4.4% cuenta con una dosis de SRP (sarampión, rubéola y parotiditis o paperas) y el 2.9% con dos dosis. En tanto, se confirmó la defunción de un paciente masculino de 31 años sin antecedente de vacuna en el estado de Chihuahua.
“Así como hay diferentes subgrupos de COVID-19, también hay diferentes genotipos del sarampión, y lo que lo que estamos viendo es que tenemos las variantes B3 y B8. La primera es de Alemania y la segunda del resto de Europa; esto nos dice que no son propios del país, y entonces se hace un cerco epidemiológico, así como estudios en las comunidades para saber qué está pasando”, comentó el investigador universitario.
También mencionó que, debido al incremento de casos de sarampión en Canadá y Estados Unidos, el gobierno de México lanzó una alerta epidemiológica para todos los que viajan a esos países. “Es importante informar si se tuvo contacto con alguien con sarampión al viajar, ya que es altamente contagioso”. Este virus, comentó, se contagia por gotículas que se adhieren a objetos.
“El periodo de incubación es de hasta 14 días, con la aparición de fiebre, la lesión de exantemáticas (cutáneas) y malestar general. Si una persona ha tenido contacto con alguien enfermo o con objetos contaminados, debe mantener una vigilancia de hasta 21 días para ver si se desarrolla o no”, agregó.
Tosferina (Semana Epidemiológica 16 del 25 de abril)

Se han reportado 809 casos confirmados de tosferina y 48 defunciones distribuidos en 15 estados del país. En el caso de las defunciones, todas corresponden a casos de menores de 1 año de edad sin antecedente de vacunación, y el 91% corresponde a menores de 6 meses. De acuerdo con el informe de la Secretaría de Salud, la entidad con mayor letalidad es Puebla, seguida de Campeche, Chiapas, Jalisco y San Luis Potosí.
La tosferina, explicó Fabián Rojas, se produce por la bacteria Bordetella pertussis, y se desarrolla como una infección de las vías respiratorias. “Normalmente los niños empiezan a tener una tos, pero ésta llega a evolucionar hasta ser una tos que le llamamos cianótica, porque se les dificulta respirar y evoluciona incluso a una neumonía”.
Esta enfermedad, explicó, inicia con un cuadro de las vías respiratorias como tos; “hay una lesión que se hace en la cavidad oral, que es como si tuviéramos un algodoncillo, pero se hace a nivel de paladar alto, y éste empieza a generar datos de inflamación a nivel de la tráquea. Posteriormente puede evolucionar a una tos que nos ahoga, generalmente se conoce como tos de perro”.
Es importante, dijo el investigador, hacer un diagnóstico de la tosferina con otros cuadros virales, que son propios de los niños, como la influenza o para-influenza, porque pueden tener un comportamiento similar, “por eso es tan relevante la vacunación en los pequeños y en las personas de la tercera edad”.
¿Quiénes deben vacunarse?
Todos, dijo el investigador, “una vacuna nos puede ayudar a no enfermar o a que no se agrave la enfermedad”. En el caso de la tosferina, comentó que si como adultos no se tiene la certeza de que se la aplicaron en la niñez, se la deben de poner. “En las mujeres embarazadas, de hecho, es una de las vacunas que se aplica durante el control prenatal. No tiene ninguna contraindicación en cualquier momento del embarazo”.
En cuanto a las vacunas para el sarampión, “sí o sí se la tienen que poner los menores de cinco años, porque está dentro de la Cartilla Nacional de vacunación. Ya como adultos, adolescentes, o en el caso de que no se tenga la certeza y tienen más de 10 años, pueden ponerse una dosis, sobre todo aquellos adultos que tengan factores de riesgo. Lamentablemente, en México ya tenemos una defunción por sarampión. Fue un masculino de 37 años con antecedentes de no haber estado vacunado”.
En el caso de las mujeres embarazadas, recomienda la autorización de su médico ginecólogo, “ya que la vacuna, al ser con virus vivos atenuados, está contraindicada seis meses previos a la concepción o durante el primer trimestre del embarazo”.