Viernes, 05 de Mayo de 2023

*“Frente a cuestiones éticas o morales tendemos a elegir una cosa u otra, pero en estos casos no hay sólo negro y blanco sino todos los matices y es necesario resolver la situación de la manera más adecuada y en el justo momento”: Ramón Ortega.

En días pasados Ramón Ortega Lozano, profesor de Bioética, Antropología de la Salud y Comunicación Humana del Centro Universitario San Rafael-Nebrija, España, impartió la conferencia virtual “Deliberación en Bioética Clínica. Metodología de Diego Gracia”, que se enmarca en el Programa de Transferencia del Conocimiento de la Red Global MX Capítulo España, en colaboración con la Universidad de Colima.

En su disertación comentó que “frente a cuestiones éticas o morales tendemos a ser dilemáticos, a elegir una cosa u otra, pero en estos casos no hay sólo negro y blanco sino todos los matices y es necesario resolver la situación de la manera más adecuada y en el justo momento”.

Desde su punto de vista, estar a favor o en contra de la eutanasia o del aborto muestra que la persona ha reflexionado poco en torno al tema, “porque desde el área de la salud no se puede estar en contra o a favor de todos los casos, pues la decisión se toma deliberando cada caso particular; además, no todos los casos son legítimos para eutanasia y no todos lo son para el aborto”.

El objetivo de Ortega Lozano, al participar en este esfuerzo voluntario de divulgación de la Red Global MX Capítulo España, fue explicar la propuesta del destacado bioeticista Diego Gracia, la cual se aplica desde hace varios años en los servicios médicos y de cuidado de la salud en España, denominados Comités de Bioética Asistencial.

Mencionó que los profesionales de la salud resuelven muchos aspectos y cuestiones técnicas, como intubar a un paciente, pero hay situaciones que escapan al procedimiento médico, como es el caso de un paciente que desea que lo desconecten porque puede morir.

Agregó que los comités de ética asistencial son instrumento de las instituciones sanitarias para analizar y asesorar en la solución de conflictos éticos en la práctica clínica y asistencial, y que dichos comités emplean metodologías basadas en el esquema deliberativo de acción de Aristóteles.

La conformación de estos comités, explicó, tiene un carácter interdisciplinario y se integran por médicos de diferentes especialidades, personal de Enfermería, Fisioterapia, abogados del ámbito hospitalario y un lego que representa a los pacientes, quienes pueden ser profesionales de la Psicología, Trabajo Social o Filosofía con formación en Bioética.

Antes de dar ejemplos de casos reales y prácticos para conocimiento del estudiantado y personal docente de la Facultad de Filosofía, dijo que dichos comités “surgen para dar pauta a una acción coherente en situaciones donde suele haber conflicto de valores entre enfermos, familiares, profesionales de la salud e instituciones médicas”.

La propuesta de Diego Gracia, continuó, es una metodología que se divide en cinco pasos: en el primero se delibera sobre los hechos para conocer todo lo que generó una situación específica de salud; después se deben identificar los valores que pueden polarizar y luego responder a la pregunta ¿qué se debe hacer en cada situación?

El qué debe hacerse se somete a una prueba de consistencia al responder: “¿esto que he decidido es correcto o no?” Por último, se puede tomar una decisión final; “si existe una polarización, entrarán los cursos extremos o intermedios de acción que requieren creatividad y una buena capacidad de pensamiento para elegir la más adecuada para la persona en ese momento”.

Ortega Lozano dijo que a la acción elegida se le hace una prueba de consistencia y otra de legalidad, “porque aunque la ética muchas veces está por encima de la legalidad bajo la metodología de Diego Gracia no se puede actuar fuera de lo legal”. Hacer promoción es el otro curso de acción; esto es “si me da vergüenza comunicarlo o divulgarlo puede que no sea óptimo”.

La última es la prueba del tiempo, remarcó el médico; “si dentro de 20 o 30 años tuviera una situación casi idéntica ¿seguiría tomando esta decisión? Si es así, entonces pasaría también esta prueba”.

Finalmente, resaltó el bioeticista, se realiza un informe con la decisión final para quien hizo la consulta; “los comités de ética asistencial son consultivos, no vinculantes; es decir, emiten una sugerencia y finalmente el profesional de la salud es el responsable de esa decisión”.

Antes de finalizar la sesión virtual, Ortega Lozano describió un caso de objeción de conciencia. Relató que una paciente llegó con complicaciones de una interrupción voluntaria del embarazo, con sangrado abundante por restos intrauterinos y alto riesgo de infección. La paciente recibió una negativa de atención del médico porque dijo ser objetor de conciencia, y que por practicarse un aborto no quería atenderla.

En este caso, el comité explicó al médico que podía objetar la realización de una interrupción de embarazo, pero no objetarse para no atender la complicación de una interrupción de embarazo. Así que en este caso, precisó Ortega Lozano, “la objeción siempre es sobre la práctica directa”.

“Si soy el camillero, quien la registra o el taxista, no puedo objetar conciencia; sólo aplica en los profesionales de la salud, en ese caso la o el obstetra, matrona o personal de enfermería que participa en la intervención; ellos sí podrían ser objetores de conciencia”, completó.

Sobre la eutanasia, habló de un paciente que rechazó un tratamiento de soporte vital y el profesional de la salud no quiso retirarle el soporte vital. Ortega Lozano explicó que la eutanasia es aplicar un fármaco en dosis letales y en este caso concreto sólo le pedían retirar una intervención que, si bien pude ser vital, también puede ser que al retirarla respire un poco, a menos que entiendas que ese paciente no tiene competencia mental”, apuntó.

El profesor de bioética Ramón Ortega Lozano es colaborador en distintas actividades académicas, divulgativas y de investigación del Instituto de Ética Clínica Francisco Vallés-Universidad Europea. En su tesis doctoral aborda la filosofía de la medicina centrada en los aspectos teóricos y epistemológicos de la fisiología de Walter Bradford Cannon.

Sus investigaciones están centradas en el ámbito de la bioética con temas como prácticas al final de la vida, gestación subrogada y soledad no deseada, entre otros.