Jueves, 13 de Agosto de 2015

*Los especialistas del Observatorio Vulcanológico de la U de Colima recomiendan no acercarse a la barranca de Monte Grande, por lo caliente de los flujos piroclásticos que descendieron en estos días, y mantenerse a distancia del cráter.
Tras el sobrevuelo de este martes Carlos Navarro Ochoa, técnico académico de la Universidad de Colima, observó que el cráter del Volcán de Fuego se ha modificado, con ahora casi 50 metros de profundidad (hace días tenía unos 30) y un diámetro de alrededor de 280 metros, en forma de herradura, con la parte abierta dando hacia el sur y desde el cual baja una larga lengua de lava que llega hasta la barranca de Monte Grande.
 
Comprobó también que el flujo de lava, ése que pudo verse durante algunas noches, se ha detenido y no avanza más debido a que la fuente que lo alimentaba, en la cima, se ha detenido. Ese flujo, añadió en entrevista Navarro Ochoa, apenas comienza a enfriarse, un proceso que podría durar años debido a que las rocas volcánicas tienen la propiedad térmica de retener mucho tiempo el calor.
 

Un tercer elemento que le interesaba era observar el material volcánico que se había depositado en la barranca de Monte Grande, y si las lluvias habían ocasionado lahares o avalanchas con dichos depósitos. En este caso, notó que el flujo de lava llegó a más de 200 y hasta 300 metros delante de las torres de altatensión, cerca de los lugares donde la gente va por arena para la construcción y que, debido a la ausencia de lluvias intensas, sólo se habían generado lahares muy pequeños.
 
El cráter, que comenzó a destruirse el 11 de julio, dijo, presentaunas líneas muy marcadas de cráteres desde donde se generan las siete y hasta diez explosiones que pueden apreciarse a lo largo del día. Estas líneas están orientadas en dirección noreste-suroeste, “un lineamiento tectónico que ha presentado en el pasado el volcán, como en el caso del nacimiento del 
volcancito (en 1869), que está con esa orientación, en la parte noreste del edificio principal y es el ‘chipotito’ que vemos desde Quesería”.
 
Con esos datos observados y una vez que terminó el sobrevuelo, Carlos Navarro Ochoa, del Centro Universitario de Estudios e Investigaciones de Vulcanología (CUEIV) de la Universidad de Colima, se reunió con integrantes de Protección Civil en Colima para analizar el estado actual del volcán y las tendencias en su comportamiento.
 
Por último, dijo que continúa la recomendación de no acercarse mucho al cráter del volcán. El límite, que estaba antes en los ocho kilómetros, informó, bajó a cinco, y donde sí insistió en no acercarse es a la barranca de Monte Grande, por lo caliente de los flujos piroclásticos que han descendido estos últimos días.
 
Sobre el vapor que se ve saliendo del cráter, dijo que en un 90 por ciento está compuesto por agua y que el resto es una combinación de bióxido de azufre, bióxido de carbono, ácido clorhídrico y ácido fluorhídrico.
 
En cuanto a la energía sísmica que generan las explosiones diarias, dijo que según cálculos del investigador Raúl Arámbula, también del CUEIV, tienen un valor más o menos constante. Sobre la altura de las exhalaciones no abundó mucho porque eso, dijo, “depende de varios factores, entre ellos el viento y la observación y valoración que cada quien haga, así como del tiempo que se esté observando, porque se trata de un proceso dinámico y cada quien, a diferentes tiempos, da diferentes alturas”.
 
Aprovechó para agradecer a los pilotos Gabriel Rábago y Marco, quienes suben en el helicóptero hasta los 14 mil pies de altura y se acercan a casi 500 metros del cráter para que los investigadores puedan observar más de cerca al volcán y obtener fotos reveladoras y espectaculares.