Domingo, 19 de Mayo de 2019

*Para el también académico de la Universidad del Medio Ambiente (UMA), el arte está perdiendo su esencia, pues se ha dejado de ver la belleza de lo natural para crear sus propios estereotipos de belleza.
“Hoy el arte produce demasiada basura, tanto en el derroche de recursos materiales y tóxicos procesos técnicos, como en obras que mediante discursos conceptuales justifican su absoluta falta de contenido, colgándose de una supuesta dialéctica con otras obras que a veces son de igual de vagas que ellas”, dijo el el arquitecto y presidente de la agrupación El deber es nuestro, AC, Paul Henry Nevin Bordes durante su conferencia “Sincretinismos. La sostenibilidad del arte”.

Para el también académico de la Universidad del Medio Ambiente (UMA), el arte está perdiendo su esencia, pues se ha dejado de ver la belleza de lo natural para crear sus propios estereotipos de belleza.

Es así, dijo, como “los hombres no consideran que la naturaleza sea hermosa y van y hacen una estatua. Aborrecen a la gente por no tener gusto, por ser aburrida y se consuelan con bloques de mármol y bolsas de color”.

Nevin Bordes participó como conferencista en el Segundo Congreso Nacional de Sincretismo Artístico “Habla el arte”, que organizó la Universidad de Colima a través del Instituto Universitario de Bellas Artes (IUBA).

Y es que, aclaró, si bien es cierto que el oficio del arte es educar la percepción de la belleza, ésta ha tomado diferentes matices a lo largo de los años, y por ende el concepto de belleza tiene diferentes significados en cada una de las creaciones de los artistas. Sin embargo, para el ponente, “se debe regresar la mirada al origen, pues el arte no puede ser un talento superficial”.

Nevin Bordes, aseguró que “la obsolescencia del arte no se encuentra en el agotamiento de las formas de expresar la belleza, que son tan ilimitadas; en mi opinión, la sobrevivencia del arte sólo está comprometida cuando peligra la realidad”.

“Con esto –agregó– me refiero a dos circunstancias: la primera es la perdida de contacto con la realidad por impostura; la segunda es menos interna y mucho más concreta, me refiero a que el artista literalmente desaparezca. Esa idea parece descabellado, pero basta dar un paso atrás y ver el presente de la era informática, para ver que nuestra generación está tan desconectada de la realidad y del delicado balance de la naturaleza que nos sostiene en él, que estamos poniendo en riesgo su capacidad de mantenernos”.

Finalmente, Paul Henry comentó que, el artista sincrético ortodoxo “será aquel que haya conseguido seguir su inspiración poética, pero también su estilo de vida y hábitos de consumo y producción, a un humanismo ecológico congruente con su pasión y necesidad de poder seguir creando”.