Domingo, 18 de Febrero de 2018

*“Quien escribe sólo por ganar premios y tener fama no sirve al arte, sino que se sirve de él; trasciende sólo el escritor que tuvo la necesidad de decir algo y lo plasmó en una historia”, agregó el escritor en entrevista.
“Es importante fomentar en nuestra sociedad que la gente se acerque a las buenas historias, ya sea a través del teatro, el cine o la literatura, porque las historias tienen el poder de cambiarnos profundamente y nos llevan a descubrir un continente desconocido en nuestro interior”.

Así lo dijo en entrevista el escritor y actor Gerardo González Ramírez, ganador del concurso nacional de cuento corto convocado por la Asociación Colimense de Periodistas y Escritores (ACPE), el Instituto Griselda Álvarez (IGA) y la Federación de Egresados de la UdeC (FEUC), y director de la Compañía de Teatro de la Universidad de Colima.

Gerardo González comentó que a lo largo de su trayectoria artística ha conjuntado su pasión por el teatro y la escritura aplicando ciertos principios en común; en primer lugar, dijo, “porque ambas buscan contar historias y crear personajes en tres dimensiones: la física, social y la psicológica; además, todas las historias deben tener un personaje al que le pasa algo y a través de lo cual el público termina por identificarse con ciertas emociones y pensamientos”.

Añadió que el teatro es una disciplina que lo ha hecho ser visual, pues imagina al actor en escena y su trazo en el escenario: “Mis textos son muy visuales también y el teatro me ha ayudado porque me gusta detallar acciones en mis cuentos y centrarlos en ámbitos cerrados, como por ejemplo un viaje a la playa o un suceso en específico”.

Para el escritor, dijo, “es importante descubrir un sello particular que se adquiere a través de los años y se nutre de las propias vivencias. El escritor debe permanecer muy atento, observar a las personas y lugares a su alrededor, porque de ahí se puede construir una historia. Así me surgen las ideas del cuento, poniendo atención a alguna plática o un suceso. Durante algún tiempo permanece la idea revoloteando en mi cabeza, hasta que me tomo el tiempo de sentarme y ponerme a escribir”.

Señaló, además, que en ocasiones el artista empieza a viajar a través de su intuición a una zona onírica, donde no sabe exactamente qué está pasando. De repente, continuó, “esa información se plasma en el texto, llevando a la historia y los personajes a un lugar donde el escritor no esperaba”.

“Así como el psicoanálisis puede ayudar a sanar a una persona en aquellos aspectos que le impiden vivir una vida más plena y completa, la literatura es también una especie de terapia psicológica: ayuda a las personas a enfrentar la vida de una mejor manera, señalando sus obstáculos internos y ejemplificándolos en distintas historias”, puntualizó.



De igual manera, prosiguió, “la compañía de Teatro de la UdeC ha trabajado en este sentido al vislumbrar los problemas sociales con la intención de llevar un poco de claridad a las oscuridades que enfrentamos como sociedad”. Este enfoque de trabajo, añadió, “forma parte de la responsabilidad social por la que pugna actualmente la Universidad bajo el proyecto del rector Eduardo Hernández Nava”.

Gerardo González señaló que “quien escribe sólo por ganar premios, tener fama o ser reconocido no sirve al arte, sino que se sirve de él; trasciende sólo el escritor que tuvo la necesidad de decir algo y lo plasmó en una historia. Luego, si ésta es profunda, a lo mejor llega el premio como consecuencia de que está haciéndolo bien, pero no porque lo haya buscado como un fin en sí mismo”.

Finalmente, afirmó que él no escribe para “ganar fama o hacerme conocido; escribo por una necesidad personal de explorar las cosas ocultas que nos impiden desarrollar una vida más completa”.