Sábado, 15 de Noviembre de 2014

*Lo anterior fue expuesto en el marco de la conferencia “¿Cómo y por qué ayudamos a los demás? Aproximaciones teóricas que explican la conducta pro social”, que dictó la investigadora de la UdeC, Ximena Zacarías Salinas como parte del de la XXVI semana de psicología **En su disertación, la experta explicó que no está mal que la persona que proporciona ayuda pueda “sanar” sus emociones con este tipo de acciones, pero que sería negativo permanecer indiferentes a las necesidades de otros.

Ximena Zacarías Salinas, profesora investigadora de la Facultad de Psicología de la Universidad de Colima,
impartió la conferencia “¿Cómo y por qué ayudamos a los demás? Aproximaciones teóricas que explican la conducta pro social”, en el marco de la XXVI semana de psicología.
 
Explicó en su disertación algunas conductas con las que inició la investigación de la ayuda entre personas. La primera conclusión a la que llegan los teóricos por medio de experimentos de corte social, dijo, fue que se interviene o no a partir de una autoevaluación que realiza el propio individuo sobre sus capacidades ante alguna situación en particular.
 
Otros autores explican que cuando alguien observa alguna situación de emergencia, se activan emociones que tiene un fuerte efecto en la conducta, y a decir de los estudiosos, la mayoría de la personas actúa en favor de otras para disminuir un preocupación personal.
 
Desde esta perspectiva, quien ayuda puede experimentar lo que otra persona está sintiendo y genera así una empatía. A partir de eso, es posible involucrase en conductas de ayuda a largo plazo y mejorar las condiciones de vida de los demás.
 
Dijo que existen otros estudios sobre el tema, abordado desde aspectos vinculados a la organización social y a las normas sociales. A este respecto concluyó que se ayuda a los demás como integrante de una sociedad, bajo normas de responsabilidad social, justicia social y reciprocidad.
 
Estas normas, añadió, de manera general regulan la conducta social, pero además es necesario que cada individuo establezca sus normas personales, “ya que las emociones y las creencias que tenemos acerca de los demás, es lo que va hacer que la persona se involucre o no en situaciones de ayuda hacía los otros”.
 
Comentó que en la mayoría de los casos, al final la ayuda se da en función de aspectos personales; es decir, “al otorgar una ayuda siempre habrá alguna situación que se va a satisfacer en quien otorga un servicio o dicha ayuda”.
 
Para ella, no está mal que la persona que proporciona ayuda pueda “sanar” sus emociones mediante este tipo de acciones, pero si sería negativo permanecer indiferentes a las necesidades de otros.
 
La experta informó que desde esta perspectiva existen argumentos teóricos en la psicología social para explicar las conductas de ayuda y, además, las condiciones sociales que facilitan dicho apoyo.

 
Desde un panorama más amplio de lo pro social, la investigadora señaló que las conductas de ayuda se consideran un evento interpersonal con el que se pretende colaborar y cooperar.
 
Por último, dijo que el altruismo es “una acción conductual de interacción entre las personas, por la que no se espera recibir ni obtener nada a cambio y tiene la intención clara de colaborar y buscar el bienestar de otras personas”.