Lunes, 07 de Marzo de 2016

*“Hoy, los modelos de intervención piden sistematizar las experiencias teóricas y empíricas a partir de la práctica comunitaria, lo cual permite una visión más amplia y duradera del conocimiento”: Martín Castro Guzmán durante su conferencia en el Foro Anual de Práctica Integrativa del Trabajo Social que organiza la U de Colima.
Martín Castro Guzmán, profesor investigador de tiempo completo de la Universidad Autónoma de Yucatán, dijo que la práctica profesional es la columna vertebral de la carrera en trabajo social y el eje fundamental para la generación de conocimientos.

Durante su conferencia “Las prácticas académicas en la formación del Licenciado en Trabajo Social”, que dictó en la Universidad de Colima, el académico comentó que la práctica integrativa permite a los futuros profesionistas aplicar los conocimientos teóricos y metodológicos que han adquirido en las aulas.

En su participación en el Foro Anual de Prácticas Integrativas que organiza la Facultad de Trabajo Social, comentó que “cuando el estudiante acude a la realidad social como parte de sus prácticas, se enfrenta a un escenario con problemas como la situación económica, política, y de medio ambiente así como cuestiones culturales de las localidades y la población”.

En este sentido, dijo que el trabajo social amplía su campo de estudio y les permite conocer los problemas de forma individual y comunitaria, los cuales tienen que ver con el género, sectores de la tercera edad y los niños.

Desde el punto de vista profesional, añadió que el trabajo social amplía las áreas de intervención, “ya que se presentan nuevos nichos en la sociedad, con una gran cantidad de problemas y necesidades que el Estado tiene que resolver. Aquí se le muestran un abanico de posibilidades para desarrollarse profesionalmente”.

Ante estos escenarios, comentó que la academia ha atendido la exigencia de modificar los planes de estudio de acuerdo al cambio constante de la sociedad; “en tal sentido, las formas de intervención deben ser modificadas desde las propias instituciones y con ello los planes de estudio”, precisó.

Señaló que “hoy en día se habla de la responsabilidad social universitaria, por lo que ésta tiene que aparecer en los contenidos educativos de al menos una asignatura relacionada con ella; en el caso del trabajo social no se puede reducir a una materia, ya que la disciplina en sí es toda una responsabilidad social”.

“Los modelos educativos deben formar profesionistas competitivos en el ejercicio profesional, ante nuevos escenarios que les permitan hacer más eficiente su desempeño”, insistió, y dijo además que es necesario generar estrategias con elementos filosóficos, líneas políticas y la sistematización de sus prácticas para llevar esto a cabo.

Comentó que en los años setenta y ochenta el método de intervención se reducía al caso, grupo y comunidad; no obstante, “hoy los modelos de intervención piden sistematizar las experiencias teóricas y empíricas a partir de la práctica comunitaria, lo cual permite una visión más amplia y duradera del conocimiento”.

A manera de conclusión, dijo que en la práctica integrativa “el alumno y la alumna tienen que investigar y estudiar la problemática, lo cual les permite intervenir apoyados por los conocimientos teóricos y metodológicos que se les han proporcionado para generar los cambios a través de la práctica comunitaria”.